IA en hardware, automatización y ecosistemas: cómo OpenAI y el mercado tech reconfiguran su relación

En 2025, la frontera entre IA, dispositivos físicos y plataformas de automatización se está volviendo más difusa que nunca. Entre rumores y anuncios, el ecosistema tech muestra que la IA ya no es solo un software que corre en la nube: puede estar en tus manos, en tus flujos de trabajo y en la forma en que actualizas tu dispositivo móvil favorito. Este movimiento cruzado entre hardware, software y servicios promete cambios de fondo en la forma en que empresas y usuarios interactúan con la inteligencia artificial.

Por un lado, OpenAI está explorando un dispositivo físico que aloje ChatGPT y que, según Financial Times, podría ser lo más cercano a un asistente personal de IA que puedas llevar contigo. La idea, que ya está en desarrollo, no prevé una pantalla, pero sí incorpora cámaras, micrófonos y un altavoz para escuchar y ver lo que te rodea. El objetivo es permitir interacciones más naturales con la IA en cualquier momento. El cerebro seguiría siendo ChatGPT, aunque aún no está claro si el dispositivo ejecutará un modelo local o necesitará conexión constante a servidores. En las proyecciones internas se menciona un tamaño de palma y, según las filtraciones, la idea podría llamarse “Gemini” en la fase de diseño. Todo indica que el lanzamiento no ocurriría antes de finales de 2026 o principios de 2027. Todo ello está ligado a un liderazgo de diseño a cargo de Jony Ive, con un equipo de más de 20 exingenieros de hardware de Apple.

La propuesta de hardware demuestra una estrategia ambiciosa para integrar IA en el día a día de forma más íntima y ubicua. No obstante, plantea preguntas clave: ¿qué capacidad de memoria manejaría una escucha continua? ¿cómo se gestionaría la captura de imágenes contextuales? y, sobre todo, ¿cuál sería el valor añadido frente a lo que ya se ofrece en smartphones y altavoces inteligentes? Estas incógnitas son centrales para entender si un dispositivo así logrará una adopción amplia o quedará en una nicho de fans de la tecnología.

En paralelo, OpenAI parece apostar por ampliar su ecosistema de software con una herramienta que podría cambiar las reglas del juego de la automatización. Durante su DevDay, los rumores señalan la llegada de Agent Builder, una interfaz visual tipo arrastrar y soltar para crear flujos de trabajo con agentes de IA sin necesidad de programar. Según filtraciones recogidas por Testing Catalog, Agent Builder sería la versión de OpenAI de n8n o Zapier, con una integración nativa a sus modelos. Si se confirma, podría reducir drásticamente la barrera de entrada para crear soluciones de IA, pero también podría encerrar a los usuarios dentro de un ecosistema cerrado, limitando la flexibilidad que ofrecen herramientas abiertas que permiten combinar modelos de distintos proveedores. En redes ya se habla de un posible “n8n killer”, y el propio Sam Altman ha dejado caer entusiasmo por el DevDay sin confirmar detalles.

Esta dualidad —hardware propio para IA y nuevas herramientas de automatización integradas— resalta una tendencia clara: las grandes compañías buscan no solo ofrecer software, sino construir plataformas que definan cómo se diseñan y despliegan soluciones de IA. El reto será lograr equilibrio entre simplicidad, libertad tecnológica y seguridad, para que las innovaciones no terminen atrapadas en un ecosistema aislado.

En otro frente de la industria, Samsung continúa su ciclo de actualización de software para dispositivos flagship y de gama media. A partir de hoy, los Galaxy S22, S22+ y S22 Ultra ya pueden descargar One UI 8 y Android 16 en España, como parte de la cuarta gran actualización para estos modelos. El paquete, con un tamaño aproximado de 3,1 GB, llega con mejoras de interfaz y funciones, además de incorporar el último parche de seguridad de Google. El despliegue se está realizando de forma escalonada en Europa, y se recomienda a los usuarios hacer una copia de seguridad, asegurarse de tener al menos un 50% de batería y suficiente almacenamiento antes de actualizar.

Este movimiento de Samsung ilustra la realidad de un ecosistema que continúa evolucionando a ritmo acelerado: actualizar hardware antiguo con software moderno es clave para mantener la seguridad, la experiencia y la relevancia de la marca en un mercado competitivo. La vida útil de los dispositivos se alarga, pero la promesa de novedades concretas y mejoras constantes exige a los usuarios una vigilancia constante de las actualizaciones.

Fuera de estas batallas entre hardware y software, la industria también mira hacia los riesgos y la responsabilidad de la IA. El programa Cruce de Cables ha señalado a 2025 como año de los Premios IA Darwin, una recopilación de los mayores despropósitos atribuidos a la IA, una especie de espejo crítico que invita a reflexionar sobre límites, seguridad y ética en la implementación de tecnologías inteligentes. En paralelo, emergen debates sobre el reparto de poder en el ecosistema de IA y sobre prácticas competitivas en la web. Un análisis de Enrique Dans cuestiona el papel de Google en el «long tail» de la web para los LLMs, planteando la posibilidad de conductas anticompetitivas en la carrera por el dominio de los modelos de lenguaje y su acceso a datos y señales de entrenamiento.

Todo ello nos recuerda que la innovación en IA no se reduce a un par de grandes anuncios: se mueve entre dispositivos que pueden caber en la palma de la mano, plataformas que pueden automatizar tareas sin código y debates que cuestionan la apertura, la competencia y la seguridad de estas tecnologías. Si 2025 y 2026 traen más verdades que rumores, será precisamente por la capacidad de la industria para equilibrar velocidad, libertad y responsabilidad.

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