En cinco historias muy distintas convergen pistas claras sobre hacia dónde va la tecnología en 2025: la fusión entre lujo y hardware, la inteligencia artificial como motor de herramientas de desarrollo y educación, el comportamiento de consumo ante grandes ofertas y, a nivel macro, la idea de que la productividad y la economía pueden depender de avances tecnológicos disruptivos.
En el mundo de la relojería, TAG Heuer marcó comienzo hace una década al lanzar un smartwatch gracias a una alianza con Intel y Google para crear el Connected. Esa colaboración posicionó la idea del “elujo conectado” y durante años la estrategia de TAG Heuer se apoyó en Wear OS y en un software de Android relativamente universal. La noticia sugiere que esa relación clásica entre lujo y Google podría estar en una etapa de cambio, con implicaciones para el balance entre una construcción de primer nivel y el cerebro digital que la acompaña.
En el desarrollo de software, Google presenta Antigravity, un IDE basado en Visual Studio Code que incorpora inteligencia artificial y una gestión orientada a agentes. Entre sus rasgos destacan agentes locales asíncronos que trabajan en paralelo, una vista del administrador de agentes y un producto multiventana que integra editor, administrador y navegador. Es multiplataforma (Windows, macOS y Linux) y apunta a llevar la experiencia de IA al núcleo del flujo de trabajo de los programadores, con una interacción centrada en tareas y planes dirigidos por agentes.
La educación también está en el foco de la IA: OpenAI lanzó ChatGPT para profesores en Estados Unidos, con acceso gratuito para docentes verificados y controles administrativos para centros. Los datos en estos entornos no se usarán para entrenar modelos por defecto. Ya hay 800 millones de usuarios semanales de ChatGPT, y los docentes lo están usando para diseñar unidades didácticas, adaptar currículos y generar ejemplos para evaluación. Pero la conversación no es solo de utilidad: estudios citados señalan que, aunque la IA puede acelerar la redacción, el esfuerzo cognitivo relevante se reduce, y hay preocupaciones sobre el impacto en el pensamiento crítico cuando se utiliza cada vez más. En este marco, la pregunta ya no es si usaremos IA, sino cuánto de nuestro proceso educativo estamos dispuestos a delegar.
En el plano del consumo tecnológico, PcComponentes propone un Black Friday con descuentos de hasta 60% en móviles, portátiles y más, con envío gratis a partir de 50 euros y devoluciones hasta el 15 de enero. Entre las ofertas destacan un portátil gaming Acer Nitro con procesador i9-13900H y RTX 5060, el Galaxy S25 Ultra, el OPPO A5 Pro 5G, y otros productos como un aspirador Samsung Jet 75E Pet y el Xiaomi 15T. Este pulso de precios ilustra cómo la demanda de tecnología de consumo se mantiene dinámica y accesible durante las grandes campañas de venta.
Por último, una figura muy influyente en el ámbito económico tecnológico, Elon Musk, sostiene que la solución a ciertos retos macro podría venir de un salto tecnológico masivo en inteligencia artificial y robótica. En declaraciones recogidas de su aparición en el podcast Joe Rogan Experience, señaló que, sin tal avance, la deuda y la productividad podrían reagudizarse. Cita, como ejemplos, la automatización intensa de Tesla y la reutilización de cohetes en SpaceX para ilustrar cómo la IA y la robótica pueden sostener el crecimiento cuando las medidas tradicionales se quedan cortas. Este planteamiento alimenta un debate mayor: ¿pueden las tecnologías disruptivas resolver problemas estructurales o también requieren reformas políticas y fiscales?
En conjunto, estas historias pintan un retrato de una era en la que IA, software y hardware marchan de la mano para redefinir productos, herramientas y políticas. El ritmo del cambio parece acelerarse y la pregunta clave es, más que si usaremos IA, cuánto de nuestra educación, nuestros productos y nuestra economía estamos dispuestos a delegar a la tecnología.