En 2025 la tecnología muestra un tablero claro: herramientas de IA cada vez más útiles y fáciles de usar, debates sólidos sobre gobernanza y gasto público con asistencia de IA, estrategias de hardware que permiten instalar soluciones avanzadas en equipos no tan nuevos, y un giro en los móviles base que acerca características de lujo a usuarios habituales. Estas tendencias no son ideas aisladas, sino piezas que se conectan para definir cómo trabajamos, consumimos y tomamos decisiones tecnológicas día a día.
La IA deja una huella muy tangible en el día a día profesional gracias a Perplexity AI. La plataforma ofrece una paleta de 19 funciones pensadas para aumentar la productividad sin perder el control: desde modos de uso distintos y la opción de navegar en modo incógnito, hasta la posibilidad de ver las fuentes utilizadas para cada respuesta, reescribir contenido basándose en el mismo prompt, y compartir conversaciones completas o parciales con otros. También es posible probar modelos de terceros como GPT-5, Gemini 2-5 Pro, Grok 4 o Claude Opus 4.1, lo que da flexibilidad para comparar enfoques y resultados. Además, Perplexity permite especificar de dónde extrae la información, ya sea de Internet en general o de documentos académicos, financieros, foros o redes sociales, y facilita la organización de información mediante espacios para subir archivos y trabajar con tus propias fuentes. Todo ello se completa con funciones orientadas a la productividad: modo Discover para noticias, tareas programadas, capta y comparte contenido desde la web, y una extensión de navegador para usar Perplexity directamente desde la barra de direcciones. Y para quien quiera probarlo hoy mismo, hay una promoción de un año de Perplexity Pro gratis para usuarios elegibles.
Este despliegue de funciones refleja una tendencia más amplia: las IA no solo responden preguntas, sino que se convierten en entornos de trabajo donde se gestiona información, documentos y flujos diarios. La posibilidad de seleccionar modelos de terceros y de orientar la fuente de la información convierte a estas herramientas en aliadas para investigación, análisis y toma de decisiones, sin renunciar al control y a la trazabilidad de lo que se está consultando.
Más allá de las herramientas, hay una conversación importante sobre la gobernanza y el gasto público. Un artículo destacado argumenta que tiene sentido que la IA participe en la gestión de gasto público, sosteniendo que la tecnología puede aportar transparencia y eficiencia cuando se diseña y supervisa adecuadamente. Este planteamiento no elimina la necesidad de supervisión humana, pero apunta a un marco en el que la IA ayuda a reducir sesgos y a hacer rendición de cuentas más claras dentro de la administración.
En otro plano, el ecosistema tecnológico continúa moviéndose entre valor corporativo y riqueza personal. Un análisis sobre Jensen Huang, fundador de Nvidia, cuestiona la correlación entre la valoración de una empresa y la posición personal de sus líderes, recordándonos que la innovación puede ser extremadamente valiosa para una organización incluso si no se traduce en la mayor riqueza individual. Paralelamente, se menciona que conceptos como el Tamagochi moderno están emergiendo para revolucionar las IA de empresa, señalando una dirección de interacción más lúdica y evolucionada entre usuarios y sistemas de IA dentro de las corporaciones.
En el plano de software y hardware de consumo, una noticia destaca una vía cada vez más práctica para usuarios y empresas con hardware heredado: Flyoobe, una herramienta que permite instalar Windows 11 en equipos no compatibles utilizando una variante de instalación de Windows Server. Además de facilitar la instalación, la herramienta ofrece opciones para gestionar y eliminar rastros de IA dentro de Windows, lo que resulta especialmente útil para quienes buscan una experiencia más ligera y controlada. No obstante, los avisos son claros: Microsoft puede cambiar reglas en el futuro y no hay garantías de actualizaciones para sistemas no certificados, subrayando una tensión entre libertad de configuración y soporte oficial.
En el terreno de consumo final, Apple y Google están llevando la esencia Pro a modelos base. El Pixel 10 y el iPhone 17 muestran que las compañías están reduciendo la brecha entre no Pro y Pro: el Pixel 10 mantiene una configuración de tres cámaras y añade un teleobjetivo, con especificaciones como IP68 y 120 Hz, mientras que el iPhone 17 incorpora la tecnología Pro Motion y parte de 256 GB de almacenamiento. Estas decisiones, junto con precios que buscan hacer atractivas las versiones base (Pixel 10 alrededor de su rango de precio inicial y el iPhone 17 manteniendo una cifra cercana a su generación anterior, con diferencias respecto a sus variantes Pro), señalan un giro estratégico: lo que antes era exclusivo de las versiones superiores ahora se vuelve más accesible para un público más amplio.
En conjunto, estas historias pintan un panorama en el que la IA se integra con decisiones de negocio y políticas públicas, mientras el hardware y los dispositivos móviles evolucionan para acercar capacidades premium a usuarios cotidianos. Es un momento en el que la tecnología no solo promete más potencia, sino también mayor claridad, flexibilidad y transparencia en la vida diaria de profesionales y entusiastas tech.