Actualidad Tech: Tesla redefine su apuesta por la IA, el avance de GPT-5 y la polémica en la App Store

El panorama tecnológico se ha visto sacudido en las últimas semanas por movimientos estratégicos, lanzamientos revolucionarios y tensiones entre grandes protagonistas del sector. A continuación, analizamos los hechos más relevantes y su impacto en la industria global.

La decisión de Tesla de abandonar el desarrollo propio de chips Dojo marca un cambio de rumbo notable. Desde su anuncio, Dojo fue considerado un proyecto clave para la independencia tecnológica de la compañía, enfocado en alimentar la creciente demanda de procesamiento para el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial. Sin embargo, problemas de escalabilidad y la salida de líderes estratégicos han llevado a Elon Musk a priorizar la eficiencia y la velocidad frente a la autonomía. Ahora Tesla apuesta por alianzas con líderes mundiales: Nvidia y AMD proveerán la capacidad de cómputo, mientras que Samsung fabricará los chips AI5 y AI6 en Texas. Este movimiento pragmático permitirá a Tesla desarrollar sistemas avanzados de conducción autónoma, robótica y supercomputación soportándose en tecnologías maduras y probadas, pese a perder parte de su control directo sobre el hardware. La jugada refleja una tendencia cada vez más frecuente en la industria: saber cuándo colaborar y cuándo innovar internamente es clave para no perder la carrera de la IA.

Por su parte, OpenAI ha lanzado GPT-5, su modelo más potente hasta la fecha, poniéndolo disponible para todos los usuarios de ChatGPT, incluidas las versiones gratuitas, desde el primer día. Este avance destaca por su razonamiento avanzado y especialización en áreas como programación, salud y matemáticas. Además, la integración de GPT-5 en herramientas de Microsoft y la apertura de sus API refuerzan su posicionamiento como el estándar en aplicaciones de IA tanto para consumidores como empresas y desarrolladores. El cambio, además, simplifica la experiencia para los usuarios al unificar las antiguas versiones del modelo bajo una sola insignia, empujando a la comunidad a explorar el potencial del nuevo modelo sin barreras de acceso.

En otro frente, las tensiones entre Elon Musk y Apple han llegado a primer plano. Musk ha denunciado que Apple favorece a OpenAI dentro de la App Store, alegando que esto obstaculiza la visibilidad de Grok, su propia IA desarrollada por xAI. Según Musk, la falta de presencia de Grok en los rankings de la tienda constituye una práctica anticompetitiva. Ante esto, Apple respondió afirmando que las apps son promovidas en la tienda bajo criterios mixtos de descargas, reseñas y selección editorial, y que su objetivo es proporcionar un entorno equitativo tanto para usuarios como desarrolladores. Casos de otras IAs, como DeepSeek y Perplexity, que han alcanzado el top de descargas, parecen reforzar la postura de Apple y desacreditar la teoría del favoritismo. Este episodio pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la confianza en los algoritmos de recomendación de plataformas digitales, un punto neurálgico para la sana competencia en el ecosistema tecnológico.

En paralelo a su éxito en la App Store, Perplexity AI ha protagonizado uno de los movimientos más audaces del año al ofrecer 34.500 millones de dólares a Google por la adquisición de Chrome. Esta oferta, además de ser casi el doble de la valuación de la propia Perplexity, surge en el contexto legal donde a Google se le exige desprenderse de activos estratégicos como parte de medidas antimonopolio. Aunque la respuesta de Google ha sido negativa y la viabilidad de la operación se percibe remota, la jugada de Perplexity evidencia el interés de nuevas compañías emergentes por reposicionarse agresivamente en sectores dominados por históricos líderes, buscando oportunidades que emergen de reconfiguraciones legales o regulatorias en mercados de alta concentración.

En conclusión, la aceleración del desarrollo de inteligencia artificial, las tensiones en la distribución de software y la redefinición de alianzas estratégicas marcan la agenda de la industria tecnológica en pleno 2025. La capacidad para adaptarse a los cambios regulatorios, la agilidad en la adopción de nuevos modelos de IA y la gestión de relaciones entre gigantes y startups determinarán el curso de la innovación en los próximos años.

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