La inteligencia artificial se está instalando de forma cada vez más visible en distintos rincones de nuestra vida digital. Cinco noticias recientes ilustran cómo la IA está dejando huella en entretenimiento, seguridad y productividad, y también en la forma en que las empresas gestionan talento y liderazgo.
OpenAI está probando una app de videos para competir con TikTok. La plataforma, centrada en videos generados con IA mediante su modelo Sora 2, propone un feed vertical en el que los clips pueden tener hasta 10 segundos. Importante: no se permiten videos grabados con cámara ni usuarios que adjunten clips propios. Todo el contenido debe generarse con IA. La experiencia promete un algoritmo de recomendación parecido al de Reels y un conjunto de interacciones (me gusta, comentarios y remezcla) para mantener el feed dinámico. Aunque la prueba interna ha sorprendido por la buena acogida entre empleados, OpenAI no ha confirmado fecha de lanzamiento.
Entre los límites técnicos y legales, el modelo Sora aún enfrenta desafíos para mantener coherencia narrativa y para simular relaciones espaciales simples. Además, el sistema bloquea prompts que intentarían generar contenidos protegidos por derechos de autor, lo que subraya la cautela de la empresa ante posibles demandas millonarias. Aun así, el movimiento apunta a capitalizar la popularidad de los videos cortos y a replicar el éxito de ChatGPT en un formato audiovisual.
En paralelo, llega la noticia de los controles parentales de ChatGPT. La solución, disponible por ahora en la versión web, permite a las familias vincular cuentas de menores y gestionar permisos y notificaciones. Tras crear una “familia” y añadir a los menores, los responsables pueden activar o desactivar determinados parámetros y recibir avisos sobre la actividad. Aunque la funcionalidad aún está evolucionando y no llega aún a móviles o escritorios, representa una vía para gestionar el uso de IA por parte de menores en un entorno cada vez más permeable a estas tecnologías.
Otra pieza de este tablero es la decisión de Elon Musk de poner al frente de Grok, la IA de xAI, a Diego Pasini, un joven de 20 años que llegó tras ganar un hackatón. La reestructuración ha estado marcada por despidos y un notable énfasis en la evaluación de habilidades. Pasini ha pedido pruebas de trabajo y explicado a los equipos el valor de cada contribución, lo que ha generado tensiones internas. Este movimiento refleja una mentalidad de meritocracia que, según los críticos, puede favorecer decisiones rápidas pero también generar incertidumbre entre el personal.
En el terreno de productividad, Microsoft ha anunciado avances relevantes: Agent Mode en Excel y Office Agent permiten convertir instrucciones en acciones complejas, con el objetivo de que los usuarios hagan con presentaciones y hojas de cálculo lo que antes requería un consultor. Informan que Agent Mode alcanza un 57,2% de precisión en pruebas, aunque permanece por debajo del 71,3% de precisión humana. Estas herramientas, basadas en modelos de OpenAI y Anthropic, están disponibles inicialmente en la web y para usuarios en EE. UU., un indicador de que la democratización de la IA en oficina está en marcha, pero aún requiere supervisión y una implementación gradual en escritorio y otras regiones.
Para cerrar, la noticia sobre Windows 10 y su futuro de actualizaciones de seguridad es un recordatorio de la granularidad con la que la IA y la nube están entrelazadas con la gestión de sistemas. Aunque Windows 10 mantendrá actualizaciones de seguridad durante un año más mediante ESU, habrá condiciones: será necesario iniciar sesión con una cuenta de Microsoft al menos cada 60 días; de no hacerlo, la licencia ESU podría suspenderse. En la práctica, esto refuerza la dependencia de los usuarios en el ecosistema de cuentas online para mantener la seguridad, con diferencias menores entre Estados Unidos y la Unión Europea.
En conjunto, estas noticias dibujan una nueva normalidad tecnológica: la IA se instala en el entretenimiento, la gestión familiar, el liderazgo corporativo y la productividad cotidiana, mientras la seguridad y la gobernanza acompañan ese impulso. La pregunta ya no es si la IA llegará, sino cómo la implementamos con responsabilidad y con un marco claro que proteja a usuarios, trabajadores y creadores.