Riqueza en tiempos de IA: movimientos millonarios, acuerdos descomunales y la energía como freno

En un giro que parece sacado de una película sobre la economía de la tecnología, la cima de la riqueza tech volvió a cambiar de manos en cuestión de horas. Larry Ellison, cofundador de Oracle, escaló al primer puesto en un día histórico impulsado por un salto del 36% en las acciones de Oracle. Aunque Elon Musk recuperó el liderato al cierre, el episodio demuestra que las fortunas en el sector dependen de la cotización de las empresas y de cómo se percibe el futuro de la IA y la nube.

La subida de Ellison no fue casualidad: su patrimonio alcanzó los 383.200 millones de dólares tras un incremento récord de 89.000 millones en un solo día. Las acciones de Oracle pasaron por un rango notable, reflejando el impulso del mercado ante los resultados y las proyecciones de negocio de la compañía, especialmente en su negocio de infraestructura en la nube.

Detrás de este fenómeno hay una noticia clave para el mundo de la IA: Oracle negocia con OpenAI un acuerdo para proporcionar capacidad de cómputo valorado en 300.000 millones de dólares durante cinco años. Este pacto, que podría arrancar en 2027, se ha traducido en una confianza significativa en el crecimiento de la IA y en la necesidad de infraestructuras de datos a gran escala. OpenAI prevé ingresos de alrededor de 10.000 millones de dólares en 2025, pero el acuerdo implicaría pagos anuales de Oracle de unos 60.000 millones para sostener la operación, con Oracle asumiendo un rol central en el suministro de la potencia de cómputo necesaria para los modelos de IA.

El alcance del acuerdo no se limita a las cifras; Oracle tendría acceso a una capacidad de computación estimada en 4,5 gigavatios, una cifra que, según los cálculos citados, equivaldría a casi el 40% de toda la potencia de cómputo de Europa. Este movimiento se produce en un contexto de creciente demanda de infraestructura para IA y de debates sobre la sostenibilidad y la rentabilidad de estas inversiones a gran escala. A nivel estratégico, el acuerdo también subraya una separación cada vez más clara entre OpenAI y Microsoft, socios en el pasado, que ahora siguen caminos que podrían divergir a medida que surgen nuevos planes y alianzas en el ecosistema de IA.

En paralelo, la industria del consumidor también se ve afectada por este ánimo de inversión y expansión. En el ámbito de consumo, El Corte Inglés ha lanzado sus Tecnoprecios con ofertas de septiembre que incluyen dispositivos de generaciones anteriores a precios atractivos: un Galaxy Watch7 de 44 mm por 219 euros, una Sony Bravia de 55 pulgadas por 899 euros, una tablet Redmi Pad SE de 11 pulgadas por 149 euros, un portátil Galaxy Book 4 por 549 euros y una Samsung Neo QLED 65″ por 999 euros. Estas promociones muestran cómo la demanda de tecnología sigue en pie y cómo los consumidores pueden aprovechar precios más bajos sin perder tecnología actual.

Pero el optimismo tecnológico tiene su límite. En su columna, Enrique Dans señala que el próximo cuello de botella de la IA podría no ser la tecnología misma sino la electricidad barata. Este argumento recuerda que, más allá de los avances, la sostenibilidad y el costo de la energía serán factores decisivos para mantener la escalabilidad de la infraestructura necesaria para entrenar y operar modelos de IA a gran escala.

Por último, la conversación sobre IA no se queda en el plano técnico y de negocio. Geoffrey Hinton, considerado uno de los padres de las redes neuronales, advierte que en las próximas dos décadas podrían surgir sistemas mucho más inteligentes que los actuales, con la posibilidad de ser inmortales y de no necesitar a los humanos. Hinton participará en un encuentro en el Vaticano con el Papa León XIV y, junto a Giorgio Parisi, firmó un manifiesto para exigir mayor transparencia a OpenAI. Su postura subraya la importancia de abordar la ética y la regulación de la IA a la par de su desarrollo tecnológico.

En conjunto, estas noticias pintan un panorama donde la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa, impulsada por inversiones millonarias y acuerdos de infraestructura de IA, mientras emergen debates sobre la sostenibilidad, la regulación y las implicaciones éticas que darán forma al futuro del sector.

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