IA en acción: cinco historias que conectan tiendas, fortunas y la economía transformativa

La IA ya no es una promesa lejana. Se despliega en tiendas, en mercados y en debates sobre trabajo y riqueza. Cinco historias recientes muestran cómo se está usando, quién se beneficia y qué retos quedan por delante.

Mercadona quiere que la IA sea tangible para su negocio. No busca un escaparate tecnológico, sino herramientas que resuelvan problemas reales como predecir la demanda y entender el contexto interno de la compañía para optimizar la venta de productos como la lechuga. La cadena ha construido su ventaja a partir de cuatro décadas de datos de comportamiento de compra y una estrategia interna que estandariza desarrollos para evitar soluciones aisladas. La IA debe comprender el negocio de Mercadona y su forma de operar, no solo funcionar sobre un modelo genérico.

La historia de la riqueza tecnológica también se ve en Elon Musk. Bloomberg sitúa su fortuna en 638.000 millones de dólares, impulsada por SpaceX y la expectativa de su salida a bolsa. SpaceX, Tesla y xAI sostienen su cartera, y las valoraciones de SpaceX se han disparado con el rumor de una oferta pública. Aun así, distintas publicaciones ofrecen cifras que varían según la metodología de valoración.

En OpenAI, Alexander Embiricos señala que el progreso de la IA está limitado por la velocidad a la que los humanos escriben las instrucciones, o prompts. Según él, el problema no es la capacidad del algoritmo, sino la velocidad de nuestra escritura y de nuestra verificación. Aunque se vislumbra un futuro con agentes de IA autónomos, hoy la productividad depende de la velocidad con la que definimos y revisamos las indicaciones.

Movistar ha reducido sus tarifas de fibra a casi 20 euros al mes para planes de solo fibra, con descuentos de hasta 30 por ciento durante 12 meses y sin permanencia. La oferta se dirige a zonas donde Digi no tiene su propia red y contrasta con los precios de Digi en áreas cubiertas por su propia red. Movistar incluye router, línea fija y otros servicios, presentando una alternativa competitiva en el panorama de la conectividad, donde Digi sigue marcando precios bajos en su red propia.

El estudio de Stanford, presentado por el Laboratorio de Economía Digital, introduce la idea de la economía de la IA transformativa. Este marco analiza cómo sistemas de IA pueden generar una transformación económica comparable a la revolución industrial, pero en un periodo mucho más corto. Se subraya que la tecnología no es destino y que las decisiones de hoy determinarán el futuro de la IA en nuestras vidas y trabajos. Entre los beneficios están mayores productividad y progreso científico, mientras que los riesgos incluyen cambios en el trabajo y en la distribución de riqueza. También se recuerda que en 2018 el 60 por ciento del empleo en Estados Unidos estaba en trabajos que no existían en 1940, lo que ilustra la velocidad del cambio.

En conjunto, estas noticias muestran que la IA está entrando en el centro de estrategia, inversión y empleo. Las lecciones son claras: conectar la tecnología con el contexto empresarial, evitar desarrollos aislados y preparar a la economía para una era en la que las máquinas realizan también trabajo intelectual. El camino hacia una IA realmente transformadora requerirá decisiones conscientes, coordinación entre equipos y una visión de futuro que combine innovación con responsabilidad social.

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